lunes, 8 de septiembre de 2008

Irlanda se casa en la costa de Málaga

Mañana en Público

Jael Herrera / Ana Jurado - Nerja (Málaga)

Lisa y Darren son dos irlandeses que han recorrido 3.000 kilómetros desde Dublín junto a su familia para llegar a Nerja (Málaga). El motivo del viaje: casarse con el sol como testigo. “Cuando pensamos en hacer la boda en el extranjero tuvimos claro que sería en España”. Y es que casarse en nuestro país, y más en concreto en la costa de Málaga, está de moda en los países anglosajones.

Varias veces por semana, parroquias como El Salvador, de Nerja, o Arroyo de la Miel, en Benalmádena, acogen casamientos de irlandeses, británicos, australianos o estadounidenses, que ya superan a las celebraciones de los lugareños. “Este año serán unas 70 bodas de extranjeros sólo en esta parroquia, lo que representa alrededor del 60% de las ceremonias de este año”, explica Juan Manuel Báez, vicario parroquial de El Salvador, que ha tenido que perfeccionar el inglés que aprendió en el seminario para poder oficiar estas ceremonias.

Aparte del idioma, nota pocos cambios. “No intercambian arras, sino que encienden velas, dos por sus vidas separadas y una por su vida en común. El resto es igual”. A la salida, una lluvia de pétalos sustituye al arroz. Además, detalla Kerry Vear, organizadora de bodas, “aquí no hay padrinos, se les llama acompañantes, y hay tantos como decidan los novios”.Vear es la responsable de Celebrations in Spain, uno de los cuatro portales de Internet que preparan estas escapadas.

Para 2008 tiene 74 peticiones, la mayoría de irlandeses como Lisa y Darren, pero también de otros países anglosajones. Desde hace cuatro años la empresa se encarga de que los novios sólo tengan que coger el avión para llegar a Andalucía. “Yo busco la iglesia y el lugar del convite. También me encargo del vídeo y las fotografías, y además tramito toda la documentación en España”, cuenta Vear. “Los novios sólo tienen que estar aquí una semana antes de la celebración, para ultimar los detalles y ensayar la ceremonia de la boda”, añade.

A diferencia de otros países, como Grecia, antiguo destino favorito para estos enlaces, en España sólo pueden celebrarse bodas religiosas, normalmente católicas. “Si se permitieran los matrimonios civiles para los no residentes en Es-paña vendrían muchos más. Hay muchos interesados en este tipo de enlaces”, asegura Vear. Esto también abriría la puerta a muchas parejas homosexuales que no pueden casarse en su país de origen y que vendrían aquí a contraer matrimonio.

En verano es cuando las iglesias tienen más actividad. “En temporada, las bodas de extranjeros son casi todos los días de diario. Los fines de semana suelen estar reservados para la gente de aquí”, dice Báez. También es la época de más trabajo para Kerry. El descanso laboral del estío permite a los novios y a sus acompañantes poder disfrutar de la semana de vacaciones que rodea a la ceremonia. Algunos recién casados, además, se van de luna de miel a otros destinos, mientras que otros, como Lisa y Darren, prefieren pasar unos días más con su familia en Andalucía. “Nos gustó mucho el paisaje de Nerja. Cuando vimos fotografías del pueblo lo tuvimos claro”, recuerdan Lisa y Darren minutos después de la boda.

Sol, exotismo y buen precio

“Buscan el toque exótico”, coincide Kerry. También mejores precios. Todos están de acuerdo en que casarse aquí es más barato que en sus países de origen. “Y el sol viene de regalo”, bromea Lisa. En estos viajes les suelen acompañar 50 invitados, lo que cuesta alrededor de 7.000 euros. Algo menos del coste medio de una celebración similar en España, que rondaría los 12.000, y nada comparado con los 35.000 euros que costaría en Irlanda.

Allí, la mayoría de las cosas se pagan aparte. Por ejemplo, el alquiler del salón para el convite, la tarta y las botellas de vino. “Aquí todo está incluido. Además, el coste del viaje les garantiza una boda más íntima, ya que disuade a gran parte de los invitados”, añade la organizadora. Aunque estas celebraciones son cada vez más frecuentes en la localidad de Nerja, en los lugareños crece la curiosidad, y se agolpan alrededor de la iglesia preguntándose de dónde son esos novios tan pintorescos que salen de la parroquia hacia un coche de caballos blancos que les llevará a la sesión de fotos y, más tarde, al restaurante.