lunes, 29 de octubre de 2007

Que su nombre no se borre de la historia...


Hace un par de años que le tenía ganas al libro de Carlos Fonseca, "Trece rosas rojas", pero ha sido el estreno inminente de la película el que me ha hecho leerlo hace un par de semanas (no me gusta ver la película antes del libro). Dice el subtítulo que es "la historia más conmovedora de la Guerra Civil". Yo no sé si llegará a tanto, porque hay miles de historias anónimas, contadas o no, que también deben de ser tan dramáticas como esta, pero si que es una historia realmente conmovedora.

Para empezar impresiona la valentía, quizá algo inconsciente, de los personajes del libro, que son en su mayoría casi unas niñas (o unos niños) pero que por todo lo que han vivido ya no lo pueden parecer. Me llama la atención también como el libro consigue emocionar, arrancar la lágrima, el gesto de disgusto, provocar miedo, sin forzarlo, sin tan siquiera ser un relato novelado, sino textos históricos levemente hilvanados. Luego la historia, la historia es impresionante, cruel, no permitiéndote querer del todo a los héroes, no pudiendo odiar a aquellos que les traicionan, y sintiendo una fuerte repulsa, esa sí, por los que les castigan.

La película, en cambio, me gustó menos. Creo que hay cambios innecesarios en la historia, y que es un error el hecho de como dice Martínez Lázaro (el director) "suavizar la realidad". El hecho de prescindir de la maldad de los funcionarios y de los cargos intermedios y limitarse a culpar a los que estaban arriba les roba gran parte del sufrimiento a las rosas, les quita el dolor diario al que tuvieron que enfrentarse, reduce la envergadura de su tortura. El otro problema es la tendencia a buscar la lágrima fácil, en poner la música, la imagen, en el momento adecuado para que la gente salga llorando del cine. El final, además, se alarga demasiado, con algunas escenas suprimibles.

Pese a todo lo dicho, la película vale la pena para ilustrar parte de nuestra historia reciente, aunque yo os recomiendo que os acerquéis al libro, aunque sea crudo y probablemente os haga llorar y enfadaros. Y es que a veces hay que llorar y enfadarse...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leído el libro (lo anoto como pendiente aunque una buena amiga me ha dicho que cree que existen dos versiones escritas de esta misma historia ¿puede ser?) así que no puedo comparar, pero ayer vi la película y me pase casi todo el metraje con las lágrimas bailando en los ojos cual un personaje de manga. Conocer el final desde el primer momento dificulta que la película sorprenda en nada pero ayuda a acentuar los momentos sensibles.

Jael H.G. dijo...

josemaría, sí que existen dos versiones escritas, una que se llama como la película "Las trece rosas" y que es una novela, y otro que es un género indefinido que se llama "Trece rosas rojas" (el que yo he leído) y que irónicamente (por el título, digo) es en el que se basa la película. Y que conste que yo también lloré un par de veces ;)

Edu dijo...

Yo sólo he visto la película, pero también creo que ablandar ciertas partes para algunos no se ofendan no es de recibo.
Las cosas fueron como fueron, y pasaron como pasaron, si te sientes ofendido por ello, no haberlo apoyado.

Jael dijo...

Eduardo, no sé de que hablas, si fue un periodo que se vivió con absoluta normalidad, ya sabes :P
Decía el director que no le preocupaba lo que dijeran, porque la película no admitía contestación... Pero yo creo que si le preocupaba, y por eso la hizo menos dura... Y la caña se la va a llevar igual.